martes, 6 de mayo de 2014

 En este articulo la Dra Elena Diaz de Guereñu nos muestra una serie de estrategias que nos ayudan mejorar nuestra relación con nuestro alumno

TDAH EN EL AULA: ESTRATEGIAS PARA EL ÉXITO (II)

Ayúdame a mejorar mi conducta en clase

  1. Dame las órdenes de forma breve y clara. Represéntamelas de forma visual, con imágenes, gráficos o gestos que acompañen tus palabras. Después de indicarme lo que debo hacer, puedes pedirme que repita la orden en voz alta, o que la vaya pronunciando para mí mismo mientras la realizo.Coloca dibujos con las instrucciones más importantes en un lugar bien visible de la clase (por ejemplo, una señal de stop, ojos grandes, orejas grandes para recordar “estar quieto, mirar y escuchar”). Confiar en que ya conozco las normas, o recordármelas sólo de palabra, no suele funcionar.
  2. Si vas a premiarme o castigarme por algo que he hecho, hazlo inmediatamente; lo entenderé mejor y será más efectivo. Para una persona como yo, las refuerzos de conducta (recompensas o sanciones) son mucho más eficaces por ser rápidas que por ser fuertes.
  3. Necesito que los refuerzos sean, no sólo inmediatos, sino además, frecuentes. Quiero que entiendas que me cuesta seguir las normas, aunque ya las conozca y aunque otras veces las haya cumplido; es importante que me lo recuerdes a menudo, y sigas premiándome (o castigándome) por mi comportamiento.
  4. Es posible que necesites emplear refuerzos más llamativos que con los demás niños. No siempre soy consciente de las consecuencias de mis acciones,  necesito premios o castigos tangibles; no bastan una alabanza o una reprimenda de vez en cuando.
  5. Las recompensas siempre son más eficaces que las sanciones. Los castigos deben ser equilibrados con premios, o no funcionarán. Cuando empieces a aplicar el programa, deja pasar al menos una o dos semanas antes de recurrir a los castigos; aplícalos sólo de cuando en cuando, así darán mejores resultados.Expulsarme puede no ser una buena idea. Si no encuentro refuerzos positivos en la clase, no veré como un castigo estar un rato fuera.“Premios antes que castigos” es la consigna. Si los castigos fallan, los especialistas deben analizar por qué, antes de aumentar su intensidad o frecuencia.
  6. Con el tiempo, notarás que algunas recompensas van perdiendo su eficacia y deberás sustituirlas por otras. Puedes utilizar un sistema de puntos durante todo el curso, pero deberás cambiar los premios cada dos o tres semanas. Si no, perderán su atractivo y podrás pensar que es el sistema lo que falla. Al cabo de un tiempo, podrás volver a usar las mismas recompensas, que habrán vuelto a ser atractivas para mí, al no haber estado disponibles.
  7. Es importante que anticipes las nuevas situaciones, sobre todo los cambios de actividad y me ayudes a prepararlas. Puedes aprovechar un momento para avisarme de las nuevas normas, pedirme que las repita y recordarme las recompensas y los castigos, antes de que se cambie de actividad. La idea es pensar en voz alta, prever el futuro.
  8. Debes controlar mi comportamiento y el cumplimiento de mis objetivos más a menudo que con mis compañeros. El TDAH debilita mis funciones ejecutivas, lo que me hace tener menos conciencia y control de mi conducta y, por ello, menos capacidad de revisarla. Necesito que compenses esas carencias dándome más indicaciones sobre lo que esperas de mí, siguiéndome más de cerca y reforzando mi conducta más a menudo.
  9. Necesitarás paciencia y constancia. Los programas de intervención conductual deben ser revisados y modificados con frecuencia para seguir siendo eficaces. A veces, un programa empieza funcionando bien, pero, con el tiempo, va a peor. Otras veces falla desde el principio; no porque este tipo de programas no funcionen, sino porque se ha cometido algún error: los premios no son atractivos, ha faltado coherencia en el programa, o no se han analizado bien los factores que influyen en el mal comportamiento.

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