En este articulo la Dra Elena Diaz de Guereñu nos muestra una serie de estrategias que nos ayudan mejorar nuestra relación con nuestro alumno
Ayúdame a mejorar mi conducta en clase
- Dame las órdenes de forma breve y clara. Represéntamelas de forma
visual, con imágenes, gráficos o gestos que acompañen tus palabras.
Después de indicarme lo que debo hacer, puedes pedirme que repita la
orden en voz alta, o que la vaya pronunciando para mí mismo mientras la
realizo.Coloca dibujos con las instrucciones más importantes en un lugar
bien visible de la clase (por ejemplo, una señal de stop, ojos grandes,
orejas grandes para recordar “estar quieto, mirar y escuchar”). Confiar
en que ya conozco las normas, o recordármelas sólo de palabra, no suele
funcionar.
- Si vas a premiarme o castigarme por algo que he hecho, hazlo
inmediatamente; lo entenderé mejor y será más efectivo. Para una persona
como yo, las refuerzos de conducta (recompensas o sanciones) son mucho
más eficaces por ser rápidas que por ser fuertes.
- Necesito que los refuerzos sean, no sólo inmediatos, sino además,
frecuentes. Quiero que entiendas que me cuesta seguir las normas, aunque
ya las conozca y aunque otras veces las haya cumplido; es importante
que me lo recuerdes a menudo, y sigas premiándome (o castigándome) por
mi comportamiento.
- Es posible que necesites emplear refuerzos más llamativos que con
los demás niños. No siempre soy consciente de las consecuencias de mis
acciones, necesito premios o castigos tangibles; no bastan una alabanza
o una reprimenda de vez en cuando.
- Las recompensas siempre son más eficaces que las sanciones. Los
castigos deben ser equilibrados con premios, o no funcionarán. Cuando
empieces a aplicar el programa, deja pasar al menos una o dos semanas
antes de recurrir a los castigos; aplícalos sólo de cuando en cuando,
así darán mejores resultados.Expulsarme puede no ser una buena idea. Si
no encuentro refuerzos positivos en la clase, no veré como un castigo
estar un rato fuera.“Premios antes que castigos” es la consigna. Si los
castigos fallan, los especialistas deben analizar por qué, antes de
aumentar su intensidad o frecuencia.
- Con el tiempo, notarás que algunas recompensas van perdiendo su
eficacia y deberás sustituirlas por otras. Puedes utilizar un sistema de
puntos durante todo el curso, pero deberás cambiar los premios cada dos
o tres semanas. Si no, perderán su atractivo y podrás pensar que es el
sistema lo que falla. Al cabo de un tiempo, podrás volver a usar las
mismas recompensas, que habrán vuelto a ser atractivas para mí, al no
haber estado disponibles.
- Es importante que anticipes las nuevas situaciones, sobre todo los
cambios de actividad y me ayudes a prepararlas. Puedes aprovechar un
momento para avisarme de las nuevas normas, pedirme que las repita y
recordarme las recompensas y los castigos, antes de que se cambie de
actividad. La idea es pensar en voz alta, prever el futuro.
- Debes controlar mi comportamiento y el cumplimiento de mis objetivos
más a menudo que con mis compañeros. El TDAH debilita mis funciones
ejecutivas, lo que me hace tener menos conciencia y control de mi
conducta y, por ello, menos capacidad de revisarla. Necesito que
compenses esas carencias dándome más indicaciones sobre lo que esperas
de mí, siguiéndome más de cerca y reforzando mi conducta más a menudo.
- Necesitarás paciencia y constancia. Los programas de intervención
conductual deben ser revisados y modificados con frecuencia para seguir
siendo eficaces. A veces, un programa empieza funcionando bien, pero,
con el tiempo, va a peor. Otras veces falla desde el principio; no
porque este tipo de programas no funcionen, sino porque se ha cometido
algún error: los premios no son atractivos, ha faltado coherencia en el
programa, o no se han analizado bien los factores que influyen en el mal
comportamiento.
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